Por desgracia, con frecuencia hablo con compañeros veterinarios que me dicen “estoy muy quemado”, “a ver si me vendo el negocio y me retiro”.
El síndrome de burnout se caracteriza por estar “quemado”, desmoralizado o desgastado profesionalmente y es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad que deteriora la salud física y mental de las personas. Este síndrome aparece como una respuesta al estrés crónico y se caracteriza por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el rol profesional que se desempeña, lo que contribuye a que lentamente se pierda el compromiso y motivación hacia el trabajo.
Nuestra profesión, la veterinaria, es una de las que más presenta este síndrome entre sus profesionales. Es más, por desgracia, somos el colectivo que, a nivel mundial, más casos de suicidio presenta. Esto, entre otros motivos, es debido a que interaccionamos con trabajadores, clientes y pacientes.
Los síntomas psicológicos que provocan este desgaste se presentan en cuatro fases, que van de leve a extrema.
Leve. La persona presenta síntomas físicos tales como cefaleas, dolores de espalda o lumbalgias y se vuelve poco operativa. Uno de los primeros síntomas de carácter leve pero que sirven como señal de alarma es la dificultad para levantarse por la mañana o el cansancio patológico.
Moderada. Aparece insomnio, déficit atencional, baja capacidad de concentración y tendencia a la auto-medicación. Así mismo en esta fase se presenta el distanciamiento, irritabilidad, fatiga, aburrimiento y la persona se muestra emocionalmente exhausta y con sentimientos de frustración, incompetencia, culpa y autovaloración negativa.
Grave. Absentismo, aversión por la tarea, abuso de alcohol y psicofármacos.
Extrema. Aislamiento, crisis existencial, depresión crónica y riesgo de suicidio.
Para que puedas evitar que esto te suceda a ti, te propongo una serie de pautas:
Evita la multitarea: haz solo una tarea a la vez. Céntrate en ella y alégrate cuando la termines y empieces otra.
Haz pausas: cuando estés cansado, haz pausas de 5-10 minutos. Camina, bebe un vaso de agua, una infusión, un zumo, haz unos estiramientos, sonríe, haz muecas, siente el aire en tu piel o date un pequeño automasaje. Pon el foco en las sensaciones corporales y abandona la planificación y la rumia por un momento. Permítete poner a cero tu cerebro.
Ante momentos difíciles practica la pausa de la autocompasión: Haz meditaciones de cinco minutos, respira hondo, escúchate. Deja de pensar y siente las sensaciones de tu cuerpo (respiración, latidos del corazón,…). Di a ti mismo “la vida está llena de momentos difíciles y éstos están para ser superados”.
Define en tu agenda aquello que en tu trabajo es importante y urgente (crisis, presiones, proyectos con fechas de vencimiento, por ejemplo) y aquello que es importante y no urgente (planificar, cultivar relaciones profesionales, prevenir problemas). Recuerda aquel lema tan simple pero palmario “lo primero es lo primero” y no te disperses ni quieras abarcarlo todo.
Pide ayuda si la necesitas y delega. Evita la sobrecarga de trabajo. El hecho de delegar o de pedir ayuda no te hace ser un ser inferior. Confía en la gente que te rodea y nunca pienses que eres imprescindible. Todos somos importantes pero, por suerte, nadie es imprescindible.
Cuida de tu cuerpo: duerme 7-8 horas al día. Que nada ni nadie te quite el sueño; y practica ejercicio físico, si es posible, cada día.
Busca motivación constante y procura enfocarte siempre en los aspectos más amenos y positivos de tu trabajo y no en los negativos.
Rodéate de aquella gente en el trabajo que sea positiva: procura evitar las críticas y quejas no constructivas, los rumores, las conversaciones de pasillo. Respecto a aquello que puedas cambiar y mejorar, no te pre-ocupes y ocúpate. Respecto a aquello que no puedas ni cambiar ni mejorar, ¿para qué pre-ocuparte? En vez de darle vueltas en tu cabeza a los problemas cuya solución no dependa de ti, suéltalos, respira y ocúpate en otra cosa.
Estos 8 consejos debes aplicarlos tú, comprometerte contigo mismo. Ahora bien, para conseguirlo, hay herramientas, sistemas de relajación que te pueden ayudar. Yo te recomiendo el “Mindfulness” (https://albasabe.com/mindfulness/). No es una técnica para relajarse, el Mindfulness te ayuda a descubrirte a ti mismo y a sacar lo mejor que llevas dentro. Yo lo practico, ¿y tú? Si te interesa, no te pierdas el próximo artículo del blog.