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Los tumores óseos son bastante frecuentes en la especie canina, siendo el Osteosarcoma el más habitual ya que representa el 85% de los tumores primarios óseos en esta especie.

Podemos encontrarnos otros tumores malignos como el condrosarcoma, el fibrosarcoma, el hemangiosarcoma, sarcoma sinovial y el sarcoma sistiocítico.

Además, debemos tener en cuenta tumores que se asientan en la médula ósea como son las leucemias, el linfoma y el mieloma múltiple, junto con diseminaciones a distancia de tumores sólidos, como algunos carcinomas de mama, adenocarcinoma de sacos anales, de próstata, de células transicionales de vejiga, etc.

El Osteosarcoma afecta habitualmente a animales mayores, de razas grandes y gigantes, con especial predilección por el esqueleto apendicular (el 75% de los casos frente al 25% en el esqueleto axial).

Lo más frecuente es que se desarrolle en las metáfisis de los huesos largos, sobre todo en húmero proximal, radio distal, fémur distal y tibia proximal. Hay aproximadamente el doble de incidencia en las extremidades anteriores que en las posteriores.

En el esqueleto axial, ordenados por grados de incidencia, lo encontramos en mandíbula, maxila, huesos del cráneo, costillas, cavidad nasal y pelvis. Ocasionalmente los podemos encontrar en tejidos extraóseos, sobre todo en la mama.

Osteosarcoma en tibia proximal

Osteosarcoma extraóseo asentado en ganglio intraabdominal

El Osteosarcoma se puede dar con tres tipos de presentaciones radiológicas:

  • Proliferativa
  • Lítica.
  • Una combinación de ambas, que es lo más normal.

Es muy infrecuente que aparezca en los dos lados de una articulación. Cuando se da ese hecho, los sarcomas de la articulación (sinovial o histiocítico) son los que se colocan primero en el diagnóstico diferencial, junto a los sarcomas de tejidos blandos periarticulares que se desarrollen en la región y que produzcan osteolisis secundaria.

Aunque mucha gente no lo hace, el diagnóstico se puede hacer en la mayoría de las veces por medio de citologías por aguja fina guiadas por ecografía, con el fin de buscar zonas osteolíticas.

También se pueden hacer biopsias de los huesos, pero hay que tener en cuenta tres factores. Por un lado, que, a diferencia de otros tumores, si tomamos una biopsia no debemos hacerlo de la zona de transición entre lesión y tejido sano ya que ahí habitualmente no será diagnóstica. Por otro lado, la muestra, para que sea representativa, ha de ser suficientemente grande. Esto redunda en el tercer concepto, que es que las biopsias óseas conllevan un riesgo de fractura al tomarlas porque esos huesos están mucho más frágiles. Por esta razón, en algunas ocasiones, el osteosarcoma se diagnostica en pacientes que sufren fracturas espontáneas.
Los osteosarcomas caninos son tumores con una alta tasa de metástasis (habitualmente a pulmón y por vía hematógena), incluso en el momento del diagnóstico. De ahí que es muy importante la realización de un estadio clínico completo, con radiografía torácica en tres proyecciones, e incluso, mejor aún, con el estudio de la cavidad torácica por medio de TC.

Metástasis de osteosarcoma asentada en pulmón

El tratamiento de los osteosarcomas es quirúrgico, casi siempre por medio de la cirugía radical (amputación). En algunas ocasiones se pueden realizar cirugías con preservación de miembro, aunque estas se limitan a casos muy determinados y realizadas por un cirujano especializado. Posteriormente hay que realizar tratamiento médico con quimioterapia, utilizando protocolos con carboplatino o doxorrubicina.

El pronóstico está relacionado con el grado histológico de malignidad, el hueso afectado, la edad del paciente y el aumento de la fosfatasa alcalina sérica.

El Osteosarcoma es además un tumor que, aparte de los síntomas locales, también puede presentar hipercalcemia como síndrome paraneoplásico, ya que la destrucción del hueso puede liberar calcio a sangre circulante. En este caso el tratamiento habitual es con fluidoterapia, furosemida o prednisona.

En casos más severos podremos usar bifosfonatos. Además, los bifosfonatos tienen un efecto analgésico en los casos de dolor óseo, por lo que, ya sea por un síntoma u otro, es habitual que estén incluidos en el tratamiento de los Osteosarcomas.

Autor: Ricardo Ruano Barneda
Col. 4417
Acre. AVEPA
Servicio de Oncología H.V. Mediterráneo (Madrid)

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