Soy de los que opinan que al trabajo hay que ir motivado. Ahora bien, como seres sociales que somos, necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos para estarlo con nuestros semejantes y así poder dar lo mejor que tenemos dentro.
Jordi Gimeno (3/5/13)
En los últimos dos años, varios de mis amigos y conocidos me han preguntado cómo me mantengo motivado, cómo lo hago para sentirme con fuerzas y ganas para tirar hacia adelante teniendo en cuenta que no son momentos fáciles para nadie y yo no soy una excepción. Pues bien, por primera vez voy a explicar cómo intento motivarme para no decaer en momentos de adversidad. Es una lista de diez palabras y que procuro poner en práctica cada día desde que me levanto por la mañana.
1. Creatividad
Hoy haré algo nuevo y diferente, algo que cambiará el mundo a mejor.
2. Iniciativa
Hoy seré más fuerte venciendo obstáculos, con persistencia y flexibilidad.
3. Entusiasmo
Hoy me mostraré entusiasmado por algo que puede ocurrir.
4. Apreciación
Hoy voy a valorar el milagro de la vida porque el tiempo pasa muy rápido.
5. Sensibilidad
Hoy seré consciente de las emociones y preocupaciones de los demás y veré cómo puedo ayudarles.
6. Relajación
Hoy invertiré, al menos, una hora en hacer algo de lo que me gusta.
7. Felicidad
Hoy haré todo lo posible por mantenerme feliz, independientemente de lo que me vaya pasando a lo largo del día.
8. Salud
Hoy haré algo para que mi salud sea mejor que ayer.
9. Alegría
Hoy expresaré, al menos una vez, la alegría del niño que todavía llevo dentro.
10. Gratitud
Hoy daré gracias por todas las cosas magníficas que tengo: mi esposa, mis hijos, mi familia y amigos y, sí, también mi trabajo.
Si uno mismo no se motiva, sus posibilidades de éxito bajan sustancialmente. No debemos esperar que sea la gente de nuestro entorno (compañeros, amigos, jefes,…) los que nos den la palmadita en la espalda y nos den ánimos. La motivación debe empezar por uno mismo. En momentos de bajón moral, lanza un gancho y rescata algún pensamiento o experiencia positivos y utilízalos para remontar. Porque siempre hay algo bueno a que acogerse y, además, como dijo aquel “al loro, que no estamos tan mal!”