6 Actitudes para una exitosa dirección de personas

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No se nace siendo un buen directivo, sino que se aprende. Dentro de las competencias del directivo, una de las más importantes es la dirección de personas. Las personas son el corazón de la empresa y el directivo debe mantener ese corazón sano para que trabaje y rinda como la empresa necesita.

Jordi Gimeno (20/1/13)

Cuando he tenido la responsabilidad de dirigir equipos de trabajo siempre me he impuesto una máxima “Trata a tu equipo como te gustaría que tu jefe te tratara a tí”. Eso no significa decir amén a todo, eso sería una irresponsabilidad; sino hacer en cada momento lo que toca hacer y siempre pensando tanto en el bien de la empresa como de las personas que la integran. Para ello, voy a desglosar 6 puntos que me parecen claves a la hora de dirigir personas:

1.- Empatía: “ponerse en la piel del otro”. Para entender a nuestro interlocutor va bien ejercer la empatía, ponerse en su situación e intentar experimentar lo que siente. Muchos directivos, por miedo a la realidad, huyen de situaciones comprometidas como, visitar a un cliente enfadado, estar al día en compensaciones salariales,…. de esta forma, cuando su equipo pone sobre la mesa una situación concreta que no resulta cómoda, el directivo en cuestión no se ve en la obligación de darles la razón porque ignora la realidad.  Esta actitud es de cobardes. Sal de la oficina!!!! Quita los ojos del ordenador por un tiempo!!!. Demuestra a tu equipo que estás con ellos, que la situación no es ellos y tú sino NO-SO-TROS.

2.- Buen humor: tu cara de palo déjala en la puerta de tu oficina, es más, déjala donde quieras pero para siempre. Cuando te diriges a una persona, si lo haces con una sonrisa en la cara obtendrás más de esa persona y si no es así, peor para ella. Es una pena ver a gente que siempre está de mal humor. Que tú no seas de esa clase de personas. Eso no significa estar siempre de broma, no. Se trata de crear buen rollo o, al menos, de no contribuir a la creación de mal rollo. Si debes dar una mala noticia que sea desde un punto de vista “positivo” y sin cara de haber olido un queso de Cabrales. En un día laboral hay tiempo para todo, incluso para “echar unas risas”, hazlo, ríete, incluso de tí mismo!.

3.- Compromiso: por desgracia no es una palabra muy utilizada hoy en día. La aplicación de la frase “si no te gusta, cámbialo” se ha establecido en toda la sociedad: rompo el contrato de alquiler cuando quiero, dejo a mi pareja cuando me da la gana, no asisto a una cena de amigos porque estoy cansado, dejo de pagar a un proveedor,…. Es triste pero es así, el compromiso no está de moda. Pues creo que debemos darle a vuelta a esta situación. Qué pensaría mi equipo si dejo de suministrar a un cliente porque me debe dinero y por otro lado no le pago a un proveedor porque hay un error en la factura?. Debemos comprometernos, comprometernos a hacer lo que toca hacer en cada momento y no hay mejor compromiso para un directivo que hacer todo lo que esté en sus manos para que su equipo tenga unas buenas condiciones de trabajo y que sus clientes estén “orgullosos” de serlo.

4.- Reconocimiento: tanto cuesta decir “buen trabajo”?. Por qué hay tantos directivos que sólo se dirigen a sus equipos para abroncarlos y no para reconocer sus méritos?. A mí, el proceder de teóricos líderes como Mourinho, me pone los pelos de punta: o sea, cuando el equipo gana es que yo soy un directivo buenísimo pero cuando pierde es que no han hecho bien su trabajo. No, la realidad no es así. El directivo es tan responsable de los éxitos como de los fracasos. Así es que, cuando tu equipo te hace quedar bien delante de tus jefes, reconócelo, de forma individual o colectiva, pero reconócelo. Una palmadita en la espalda y una frase de reconocimiento puede ser más efectiva que un bonus extra.

5.- Generosidad: darse a los demás, esa es la clave. El buen directivo trabaja sus necesidades cuando las de su gente están cubiertas. Debe trabajar por el bien del equipo y luchar por lo que es justo. Si para ello debe renunciar a alguno de sus beneficios, pues así debe ser. Y otra vez me refiero a Mourinho quien demuestra que el “yo, mí, me, conmigo” acaba con cualquier organización. Como decía la Madre Teresa de Calcuta “que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz” y eso no se consigue siendo egoísta.

6.- Ser ejemplo: “haz lo que predicas”. Un día un padre estaba gritando a su hijo de 7 años y éste le responde a gritos con lo que el padre le dice “chaval, a mí no me grites”, rápidamente el chavalín le dice “papi, hago lo que tú me haces”. Sólo hay un tipo de persona que genera más desconfianza que aquella que no hace lo que dice y es aquella que dice a los demás lo que deben hacer mientras ella hace lo contrario. Si no puedes hacer lo que dices, cállate.

Tú, como directivo, haces “examen” de tu trabajo? Dedicas un rato al día, a la semana, al mes a repasar tus actitudes para poder corregir lo que no funciona? Sé crítico contigo mismo y pregunta a los demás en qué puedes mejorar. No tengas miedo a las críticas, si éstas son constructivas, recíbelas como un regalo.