He dividido el artículo en dos partes. En esta primera abordaremos la anestesia y la técnica quirúrgica (1ª parte). En una segunda parte, que se publicará en un par de semanas, terminaremos con la técnica quirúrgica y hablaremos del análisis, RX y ecografía pre-quirúrgicos, el pronóstico, la prevención y el tratamiento.
Frente a los tumores de mama conviene contar con un protocolo de actuación quirúrgico según múltiples aspectos (especie, número y tamaños de las masas, vasos linfáticos…).
En este artículo comentamos diversos puntos a tener presentes ante esta cirugía.
El tipo de paciente en estas cirugías es un animal que suele haber superado el 75% de su esperanza de vida (la edad media de aparición de tumores de mama en perras es de 9 años y en gatas de 10 años) y por tanto ya partimos de un riesgo anestésico ASA II, al que se pueden sumar otros grados por complicaciones orgánicas (renales, respiratorias, cardíacas…) que van parejas a la edad.
La moderación anestésica en estos pacientes nos obliga a reducir algunos agentes anestésicos o bien evitar otros. El uso de un CRI (ritmo de infusión constante) minimiza muchos efectos adversos a cualquier edad al permitirnos trabajar con menores cargas anestésicas tanto de gases como de otros productos inyectables. Una epidural para cirugías de las mamas más caudales también reduce los anestésicos considerablemente.
Durante la cirugía hay que recordar que, ante una mastectomía lateral, las pérdidas de temperatura son importantes. Las necesidades analgésicas deben tenerse presentes tanto durante la cirugía como en el postoperatorio.
Como en otras cirugías con grandes superficies de trabajo se recomienda en el postoperatorio una analgesia mediante la combinación de opioides y AINEs para proporcionar el confort necesario. Mejor aún si completamos con anestesia locorregional y minimizamos el daño tisular evitando inflamaciones innecesarias con el uso de pinzas con dientes, mosquitos o Allis sobre la piel.
Respecto a la hemostasia, aparte del uso de bisturí eléctrico, contar con una presión arterial adecuada durante toda la cirugía nos evitará salir de una hipotensión intraquirúrgica y encontrarnos entonces con sangrados durante o tras el cierre cutáneo cuando se recuperan las constantes, y mas si tiene un despertar nervioso. También, y más por este motivo, conviene asegurar el cierre de grandes vasos como las arterias epigástricas caudales en la ingle y las craneales que salen del espacio intercostal en la mama 2ª y también a veces antes de la primera.
El mismo día de la cirugía debemos volver a explorar todas las mamas, es más frecuente encontrar varias masas y no una aislada.
Si no va a operar el veterinario que ha explorado inicialmente al animal, conviene contar con una silueta dibujada donde indicar al cirujano todos y cada uno de los nódulos detectados para que decida con tiempo cual es la mejor opción quirúrgica.
En ocasiones la solución es poco agresiva mediante una nodulectomía, otras la recomendación será una mastectomía de una cadena más una ovariohisterectomía (OHE). Nunca se hacen las dos cadenas el mismo día, un mes de intervalo es suficiente.
Previamente a una cirugía debemos tener claro cuán radical debe ser el procedimiento.
Un algoritmo en la toma de decisiones es distinto para gatas y perras. En gatas es habitual recomendar una cirugía radical ante el 90 % de malignidad con que nos encontramos en esta especie.
En perras tenemos más margen de decisión:
Autor: Rafael Segarra Menéndez (Veterinario Cirujano)
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