Hace unas semanas, nuestro compañero Carlos Iglesias Pedemonte (perfil LinkedIn) escribía en LinkedIn este post:
“En nuestra profesión, el amor por los animales es la razón por la que empezamos. Pero hay algo que muchos veterinarios compartimos: la INCOMODIDAD a la hora de cobrar por nuestro trabajo.
¿Por qué nos pasa esto?
🔹Porque sentimos que ayudar a los animales es una vocación, no un negocio. 🔹Porque tememos que los clientes piensen que nos mueve el dinero y no la pasión. 🔹Porque la medicina veterinaria aún está lejos de recibir el mismo reconocimiento que la medicina humana.
Pero aquí está la REALIDAD: nuestro conocimiento, nuestro tiempo y nuestros equipos tienen un valor. La formación veterinaria es larga y costosa, los tratamientos requieren inversión y, para seguir ayudando, necesitamos que nuestra clínica sea sostenible.
Cuidar a los animales no debe significar sacrificarnos a nosotros mismos. Es momento de cambiar la percepción, educar a los clientes y recordar que cobrar con justicia no es falta de vocación, es garantizar que podremos seguir ejerciendo con calidad y pasión.”
No puedo estar más de acuerdo y quisiera dar mi opinión como veterinario cliente de clínica veterinaria. Estudié veterinaria con el objetivo de dedicarme al vacuno de leche. Sin embargo, la vida me llevó por otro camino, el sector comercial dentro del mundo de las clínicas veterinarias de animales de compañía. Ahora y desde hace sólo 6 años, mi mujer (también, como yo, veterinaria no clínica) y yo, tenemos una perra, Nut, una Teckel Mini. Quizá, antes de tener a Nut, yo no era consciente de toda la dimensión que supone ser veterinario clínico. El trato, los consejos, el cariño, la empatía que la veterinaria de Nut pone en su trabajo, van más allá de lo que yo pensaba. El impacto en nuestras vidas es claro ya que Nut es una más en casa y su cuidado y bienestar es muy importante para nosotros.
Ser veterinario clínico implica mucho estudio, estar al día de las novedades científicas, comerciales, de gestión… muchas horas dedicadas, sí, a vuestra pasión, pero también a vuestra forma de ganaros la vida.
Cuando empecé a visitar clínicas en 1992 un compañero me dijo “Jordi, yo no tengo la culpa de que la gente tenga perro y menos de que los perros se pongan enfermos”. Es una frase dura pero cuya interpretación me lleva a concluir que en ocasiones os sentís tan implicados que puede que os hagáis el problema vuestro y eso no es justo. Vuestros honorarios deben ser acordes al servicio que prestáis, a vuestros conocimientos e inversiones y así podréis seguir formándoos, invirtiendo y progresando.
Creo que la visión de Carlos, como veterinario clínico y la mía como veterinario cliente de veterinaria os puede ayudar a tumbar esos muros que a veces os impiden ofrecer al cliente la mejor solución a un problema determinado por vuestro miedo a “cobrar”.
¡Ánimo, valorar vuestro trabajo, os lo merecéis!
Resumen de privacidad
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible.
La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Nunca almacenamos información personal. Tienes más información en la política de privacidad.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tienen que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.
Cookies de terceros
Esta web utiliza Google Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares.
Dejar esta cookie activa nos permite mejorar nuestra web.
¡Por favor, activa primero las cookies estrictamente necesarias para que podamos guardar tus preferencias!