Ricardo Rueano Barneda. Presidente GEVONC-AVEPA. H.V. Mediterráneo (Madrid)
Es frecuente que la presencia de una masa en el bazo de los perros no sea advertida por el propietario hasta que adquiere dimensiones importantes o cuando produce sintomatología asociada (dolor, anemia, shock hipovolémico…). Por eso, es habitual que el diagnóstico de estas lesiones se realice por el servicio de urgencia, y que, por el contrario, su diagnóstico precoz se produzca, habitualmente, en chequeos rutinarios o en el proceso diagnóstico de otras patologías (p. ej.: en una ecografía abdominal de un paciente con trastornos digestivos y que se encuentra, como hallazgo casual, una imagen de efecto masa en el bazo).
Cuando hablamos de masas esplénicas las neoplasias son más numerosas que otras lesiones. En un estudio realizado por Eberle et al. (2012), se comprobó que, sobre 249 casos, el 53% de ellos padecían un tumor en el bazo. Además, de este grupo, el 73,5% padecían hemangiosarcoma esplénico (HSA).
Los HSA son lesiones muy frágiles por lo que su diagnóstico se realiza, en la mayoría de las ocasiones, tras realizar al paciente una esplenectomía de urgencia debido a un cuadro de hemoperitoneo agudo. Además, por la naturaleza necrótica y hemorrágica de los HSA hace que las citologías presenten una altísima hemodilución, lo que dificulta e incluso muchas veces imposibilita, el diagnostico citológico. Estas características son las que hacen que el diagnóstico de estas neoplasias se produzca después del tratamiento quirúrgico, no siguiendo el protocolo de actuación en cualquier enfermedad oncológica (aplicación del tratamiento adecuado tras la obtención del diagnóstico).
Por otro lado, en un estudio de Cleveland et al. (2016), sobre pacientes con masas esplénicas íntegras, sólo 18 de 105 casos eran HSA. Además, en un estudio sobre 65 casos de Mallinckrodt et al. (2011), se comprobó que las masas esplénicas de naturaleza no neoplásica, alcanzaban mayor tamaño que las neoplásicas por esa fragilidad descrita anteriormente.
A pesar de estos resultados, se debe de afrontar la presencia de una masa esplénica como un tumor maligno aunque no tengamos diagnóstico, ya que estadísticamente la lesión más frecuente es el HSA. Para ello debemos de realizar el estadio del paciente.
Históricamente, el estadio se ha considerado como único factor pronóstico en los HSA, salvo un estudio sobre 30 casos con HSA estadio II realizado por Moore et al (2017), en el que se sugiere que el grado histológico también podría ser factor pronóstico.
Para realizar el estadio debemos realizar:
Con los resultados laboratoriales se deben planificar medidas para corregir las alteraciones si suponen un riesgo para la vida del paciente o para el manejo quirúrgico, utilizando transfusiones de sangre fresca (aporte de eritrocitos y plaquetas), concentrado eritrocitario (eritrocitos), unidades de plaquetas (plaquetas) o de plasma fresco congelado (aporte de factores de coagulación para el tratamiento de coagulopatías).
Una vez que se ha realizado el estadio y que se ha estabilizado al paciente, hay que realizar la esplenectomía. A pesar de que no se hayan encontrado metástasis con la ecografía abdominal, se debe realizar una exploración concienzuda de la cavidad abdominal.
La muestra ha de referirse entera al laboratorio de anatomía patológica, en contenedores adecuados y en formol a una proporción 1:10.
El tratamiento médico del HSA y los distintos pronósticos, serían motivo de un artículo independiente, junto con el de otras lesiones neoplásicas, pero como norma general, se utilizan protocolos basados en doxorrubicina (monoterapia, AC, VAC…) ya que estos tumores son muy sensibles a dicho fármaco.
En el caso de que el resultado del laboratorio sea hematoma (que clínica y ecográficamente pueden ser indistinguibles a los HSA aunque suelen alcanzar tamaños más grandes que los HSA sin romperse) se recomiendan revisiones durante el primer año ya que en un estudio de Patten et al sobre 35 casos diagnosticados de hematoma esplénico, un 11% murieron por enfermedad metastásica.
Nota: Ricardo Ruano es autor del libro “Oncología práctica en clínica veterinaria”
(*) Las fotografías no guardan relación con la estructura del texto, no están ordenadas según el mismo.