Me estoy animando con esta serie, vamos con la tercera entrega.
Calor, sala de espera llena. Entra un chico joven, chanclas, camiseta y gorra de baloncesto, tatuajes, piercings y cadenas por todo el cuerpo. Lleva una especie de Pit-Bull y se ve claramente una cicatriz en la cadera de la perra.
Empieza a hablar con una chica que está a su lado y que lleva consigo un Yorkshire. Durante la conversación, ella dice: “Es que se les coge mucho cariño”. A lo que él añade: “Dímelo a mí. Visité dos clínicas y no me quisieron atender. Vine aquí y mira, la operaron y ahora está de puta madre”.
(Disculpas por el lenguaje pero transcribo literalmente)
A lo que añade: “Me ha costado un pastizal pero yo, por mi perra, lo que haga falta”.
Moraleja: no debemos caer en el error de encasillar a la gente por su aspecto físico.