Ricardo Ruano Barneda
Presidente GEVONC-AVEPA. H.V. Mediterráneo (Madrid)
La clasificación de tumores foliculares es compleja debido a que hay una gran variedad de células implicadas. Suelen ser formaciones cutáneas solitarias, firmes, bien circunscritas y pueden ser alopécicas. La mayoría tienen conducta benigna y se solucionan con escisión quirúrgica. Aun así hay presentaciones histológicas más infiltrativas que sugieren comportamiento maligno.
Muy común en perros. Basset hound, Bull Mastiff, Spaniel, Golden Retriever, Setter Gordon, y caniche están más representados. No tienen una localización más frecuente y habitualmente son solitarios. Hay una presentación maligna más agresiva localmente y con capacidad de metástasis.
Derivan de la matriz folicular (de las células germinativas del bulbo piloso). Es poco común en perros pero están más predispuestos los caniche, Kerry Blue terrier, VPI, Boyero de Flandes, Bichón Frisse, Shnauzer, Basset Hound y razas de crecimiento de pelo continuo. Aparecen con más frecuencia en extremidades y tronco. Hay una presentación maligna más agresiva y con capacidad de metástasis
Derivan de las células madre foliculares. Es común en perros, sobre todo en caniches y Cocker Spaniel y se suelen presentar en la base del pabellón auricular. Antes de las últimas clasificaciones histopatológicas y sobre todo antes del uso de tinciones inmunohistoquímicas, se clasificaban dentro de los carcinomas de células basales bastantes tricoblastomas.
También llamado acantoma infundibular queratinizante o epitelioma intracutáneo cornificante. Deriva de los queratinocitos de la zona infundibular y se suele rellenar de queratina que a veces sale por un poro central. Frecuente en Lhasa Apso, pequinés, Yorkshire y Pastor Alemán. A veces, por la salida de la queratina al espacio subcutáneo, se produce una intensa reacción inflamatoria.
La mayoría tienen un carácter benigno y su manejo es sencillo. Son de los tumores más frecuentes en perros (6,8-7,6% de todos los tumores cutáneos caninos).
Son comunes, representando el 7% de los tumores cutáneos en perros, muy frecuentes en caniches miniatura, cocker, husky, samoyedo, Beagle y dachshound. Suelen aparecer en la cabeza. Tienen aspecto redondeado o papilomatoso, amarillento o pigmentado y es frecuente que sean alopécicos o presenten ulceración (Fig.1).
Tienen un potencial maligno bajo por lo que tienen tendencia a recurrir en el caso de escisión incompleta o marginal. Es frecuente en perros, con mayor incidencia en machos, sobre todo en las razas predispuestas a adenoma sebáceo. La localización más frecuente es en cabeza, pabellón auricular y zona dorsal. La presentación clínica es de una placa nodular dura o de masa con aspecto fungiforme. La mayoría de las veces está ulcerada y puede estar pigmentado.
Son neoplasias con una agresividad local importante, pudiendo afectar incluso al ganglio regional, pero es muy infrecuente que se produzcan metástasis a distancia. Tienen predisposición los Cocker Spaniel, Cavalier King Charles Spaniel, Scottish terrier y Husky. Son formaciones normalmente grandes, alopécicas y ulceradas que se presentan en la cabeza.
También llamado adenoma de glándulas hepatoides. Derivan de las glándulas hepatoides, que son unas glándulas sebáceas modificadas que se encuentran en la piel del área perianal, tercio proximal del rabo, área lumbosacra y zona prepucial del perro. Son glándulas andrógeno-dependientes y en perros machos son más grandes y están sobrerrepresentadas con respecto a las hembras. Representan el 18% de todos los tumores de piel en perros. La edad de presentación suele ser superior a los 8 años, con una proporción tres veces superior en los machos que en hembras, y dentro de éstas con una presentación tres veces más frecuente en hembras esterilizadas. Las razas más predispuestas son el Samoyedo, Cocker Spaniel, Husky, Bulldog Inglés, Beagle y mestizos.
Suelen ser masas polipoides, nodulares o anulares, firmes y suelen estar ulceradas.
El tratamiento fundamental pasa por la esterilización en el caso de machos enteros (un 75% pueden llegar a desaparecer) y la resección quirúrgica. En el caso de masas inoperables y que los dueños no quieran castrar, se puede usar Tamoxifeno o implantes de deslorelina (Fig.2).
Es la versión maligna de la neoplasia anterior. Su comportamiento es más agresivo a nivel local y pueden metastatizar. Los Pastores Alemanes y las razas nórdicas presentan mayor predisposición. Suelen aparecer en zona perianal aunque también en prepucio y rabo.
Los bien diferenciados se manejan de la misma manera que los adenomas. Los pobremente diferenciados tienden a presentar un comportamiento más agresivo, presentando un aspecto poco circunscrito, y suelen metastatizar tempranamente. A diferencia de los adenomas, no se ven influenciadas por las hormonas. El grado histológico es predictivo para el pronóstico. El tratamiento es la resección quirúrgica junto a radioterapia.
Aparecen con mayor frecuencia en montaña del pirineo, chow-chow, Alaska Malamute y VPI. Suelen aparecer en cabeza, cuello y zona dorsal en los perros. En los gatos se presentan en la cabeza. El aspecto es similar al quiste apocrino.
Presentación más frecuente en Montaña del pirineo, Chow-Chow, Alaska Malamute y VPI en cabeza, cuello, y dorso en perros. En los gatos aparecen en la cabeza. Son nódulos dérmicos bien circunscritos, firmes o fluctuantes
Antes se diagnosticaban como carcinoma de células basales. Es raro en perros, siendo las razas predispuestas los Pitbull, Viejo pastor inglés y Springer Spaniel. La localización más frecuente es cabeza y cuello. Tienen un aspecto de nódulos dérmicos o subcutáneos bien circunscritos. Pueden ser alopécicos o estar ulcerados y tomar una tonalidad oscura.
Histológicamente se subdividen en secretor y ductal y son los tumores apocrinos más frecuentes. El grado histológico se puede correlacionar con el grado de agresividad. Aparece en perros mayores, normalmente en las extremidades. El aspecto es de una masa solitaria, firme o fluctuante, que puede estar pobremente delimitada. La alopecia y ulceración son frecuentes. Suelen ser localmente invasivos y se han descrito metástasis óseas.
Los principales son los tumores de glándulas ceruminosas, las cuales son unas glándulas apocrinas modificadas y, aunque pueden padecer neoplasias de otras etiologías, su morfología y comportamiento biológico son bastante similares.
Las neoplasias que pueden aparecer en el conducto auditivo son:
Se cree que la presencia de una inflamación crónica es un factor en el desarrollo de los tumores, secundarios a una displasia glandular. Los tumores benignos y malignos de conducto auditivo tienen una baja incidencia. Se dan con más frecuencia en perros mayores, sin predisposición sexual y con una leve predisposición en el cocker. La presentación clínica más frecuente es la presencia de una masa en el conducto auditivo externo, secreción ótica, prurito y dolor. La presencia de sintomatología neurológica, como son el síndrome de Horner o signos vestibulares, se dan en un 10% de los casos.
El tratamiento es quirúrgico, viendo tiempos de supervivencia mucho mayores en cirugías agresivas (ablación de conducto auditivo y osteotomía de bulla) que en conservadoras (resección lateral del conducto auditivo), en el caso de tumores malignos.
Son unas glándulas apocrinas modificadas. Son neoplasias poco frecuentes y hay predisposición en los cockers, con mayor incidencia en hembras y machos castrados. Es frecuente que desarrollen hipercalcemia paraneoplásica, y son sus síntomas (polidipsia-poliuria principalmente), junto con el estreñimiento y disquecia, lo que nota el dueño en un primer momento. Es frecuente la aparición de metástasis en ganglios regionales, pulmones e hígado.
El tratamiento es la resección quirúrgica de la lesión y de las metástasis, por lo que se hace indispensable la realización de un TC previo. Posteriormente se realizan ciclos de quimioterapia o tratamiento con Toceranib fosfato.