Siguiendo con la serie, vamos a por la segunda anécdota.
Estoy en una clínica donde la sala de espera y la recepción están juntas. Sale de la consulta una pareja. Ella va llorando. La persona de recepción les dice: “Un momento, que os preparo la cuenta”.
Pasan nos minutos de silencio solo roto por los sollozos de la chica. Y luego: “Mirad, son tantos euros de la visita y tantos de la eutanasia y la incineración”.
Al instante, un chico sentado a mi lado que llevaba un trasportín con un gato, dice en voz alta “Qué putada, le matan al perro y encima le cobran”.
Moraleja: hay una serie de situaciones que requieren discreción, detéctalas y pon los medios para que así sea.