Vamos con la quinta historia.
Me llama un veterinario de una población del sur del país. Me dice que está interesado en mis productos y quedo expresamente con él (yo vivo en Barcelona).
Me da cita para un viernes a las 17.00 horas. Llego a la clínica y me dicen que todavía no ha llegado. A la hora, le pregunto a la chica de recepción y me dice: “¡Ah!, sí, ha llamado diciendo que se ha ido de fin de semana y que no volverá hasta el lunes”. Olé, olé y olé.
Moraleja: no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.