Las 10 excusas del mal jefe

Remuneración Variable: 3 objetivos para los veterinarios
7 agosto, 2013
Descuento, rapel y promoción: 3 herramientas de venta muy peligrosas para el comprador
2 septiembre, 2013

Durante mis más de 20 años de carrera profesional he tenido varios jefes y he sido, a su vez, jefe. Para justificar su forma de actuar, alguno de mis superiores exponía una serie de “razones” que, para mí, no dejaban de ser excusas. He recopilado las 10 más habituales y que yo he procurado que no salieran nunca de mi boca.

Jordi Gimeno (26/8/13)

Ser jefe no es fácil y no todo el mundo está preparado para ello. Requiere liderazgo, compromiso, ejemplo, esfuerzo, empatía y un largo número de habilidades, tanto innatas como adquiridas. Cuando alguien carece de alguna o algunas de esas cualidades, puede reconocerlo e intentar adquirirlas o bien cae en la excusa. Si eres jefe, mira a ver si te reconoces en alguna de las 10 “razones” que voy a comentar y si puedes sacar alguna recomendación útil para tí:

1.- «Estoy tremendamente presionado.”

Por supuesto que lo estás, bienvenido al club. Para eso te pagan, muchacho, para estar presionado desde tus cuatro costados por empleados, superiores, clientes, proveedores,…..

Si ves que la presión te aleja de tu gente, de tu equipo, involúcralos más en tus proyectos y responsabilidades; no quieras llegar a todo, no serás capaz. Tu equipo te lo agradecerá, será para ellos un reconocimiento a su empeño.

2.- «No me pagan suficiente para esto.»

Te doy la razón. Los grandes líderes están, de forma crónica, “sub-pagados” y “sub-considerados”, siempre ha sido así y, probablemente, nunca cambiará.

Pero los grandes jefes tienen la satisfacción de desarrollar, promover, formar,… gente y equipos, ayudándoles a conseguir sus objetivos y, esto, es parte de su “sueldo”. Si tú no lo ves de esta forma, quizá debes plantearte si quieres ser jefe, de otra forma, siempre estarás frustrado.

3.- «Mi equipo trabaja mejor cuando les dejo solos.»

Si esto es cierto, entonces tienes un problema y ese problema eres tú.

Los buenos empleados no necesitan (ni quieren) que se les diga qué y cómo deben hacer, pero sí necesitan que se les diga que hacen un gran trabajo, aprender nuevas formas, direcciones, estrategias,… A todos nos gusta que nos atiendan!!

Asegúrate que la atención que les prestas tenga un impacto positivo en ellos y en su trabajo.

4.- «Este proceso fue desarrollado por alguien que no tiene que implementarlo.»

Sí, suele ser así. Por ejemplo, muchos directores financieros nunca han visitado a un cliente ni saben por qué el cliente les compra, sin embargo, establecen unos procesos que, normalmente, son mundialmente aceptados y que afectan a los clientes. Si alguno de esos procesos no te gusta, no lo ignores, sino trabaja para mejorarlo.

Es responsabilidad del buen jefe, asegurarse que las políticas de la empresa van en el interés, no sólo de la misma, sino de sus empleados y clientes.

5.- «No puedo trabajar con tanta burocracia.»

Las políticas de la empresa afectan, o deberían afectar, incluso, a su propietario.

Así es que, es tu empresa; si sus políticas son malas o erróneas, cámbialas. Si sus políticas permiten el desarrollo de los empleados y que éstos trabajen mejor, mantenlas y mejóralas.

Es tu responsabilidad el ocuparte de esas políticas que impiden que tu equipo dé lo mejor de él. Haz tu trabajo.

6.- «Si ella destaca demasiado, yo pareceré malo.»

No te preocupes si tienes empleados que destacan. Tu objetivo es conseguir eso, que brillen.

Los líderes se rodean del mejor talento, es así como llegan a ser grandes líderes.

Cuanto mejor sea tu equipo y las personas que lo componen, mejor serás tú.

7.- «No es necesario felicitar a mi gente por hacer su trabajo.»

Sí, lo es. No sólo desde el punto de vista de la cortesía, sino que, sobre todo, desde el punto de vista motivacional ya que una palmadita en la espalda refuerza los buenos hábitos y hace que sean persistentes en el tiempo.

Debes esperar que tus empleados cumplan con su trabajo pero, felicitarles cuando lo hacen y lo hacen bien, es también tu trabajo.

8.- «Bueno, así es como me prepararon.»

Preparas a tu gente como te prepararon a ti? Mal, debes asegurarte que se les prepara mejor que a ti y, lo que quizá fue suficiente para ti, no debe serlo para los tuyos, sino que debe ser mejor..

Debes desarrollar el mejor sistema de preparación de tus empleados y debes implementarlo. No permitas que ellos pasen por tus mismas malas experiencias.

9.- «Tengo que invertir algo de mi tiempo con mis empleados, hablaré con Pepe.»

Debes conocer a los componentes de tu equipo en el plano personal, de tú a tú pero…. eres de esos jefes que se relacionan sólo con aquellos subordinados con los que tienen afinidades? Cada empleado se merece tu atención y respeto, tómatelo en serio. Haz preguntas, busca afinidades y puntos de encuentro incluso si éstos sólo tienen como objetivo su propio desarrollo profesional.

Si haces un sincero esfuerzo para comunicarte con tu equipo, éste lo agradecerá y te lo pondrá fácil. Las personas apreciamos a los que se interesan por nosotros.

10.- «Por qué perder mi tiempo?, sé que a Pepe no le gusto.»

No hay nada más cobarde que relacionarse o hablar sólo con los empleados que te son afines.

Tu llegada debe aportar aire fresco. Piensa para ti: «Pepe, creo que nuestra relación de trabajo no es tan buena como debería ser … y estoy seguro de que es mi culpa. Realmente quiero hacerlo mejor.»

A continuación, vas a Pepe y se lo dices. Claro, es posible que no le guste lo que oye, pero una vez que sepa tus intenciones, Pepe no te lo pondrá difícil.

Podría resumir estos diez puntos en uno y tendríamos “la madre de todas las excusas”: “Lo siento, no he tenido tiempo, estoy muy liado.” Crees que grandes líderes, como Dwight Eisenhower, Norman Schwarzkopf, J.F. Kennedy o Margaret Thatcher  ponían excusas mientras dirigían ejércitos de miles de soldados o manejaban los destinos de sus países?, no, verdad? Pues no las pongas tú.