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En un reciente artículo publicado en ARGOS podemos leer “los veterinarios son los titulados peor pagados de España” y en él se dice que “su sueldo no supera los 1,000€ brutos al mes”. Y yo pregunto: ¿nos sorprende?

Jordi Gimeno (Septiembre 2015)

Nos guste o no, nuestra economía, como cualquiera de las economías que nos rodean, está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda y el mercado laboral no es una excepción. Cuando analizamos la situación de cada sector, podemos llegar a entender el por qué de los sueldos que se pagan a sus profesionales. Vamos a intentar hacer un breve análisis del nuestro, el veterinario de animales de compañía, a ver a qué conclusiones llegamos:

1.- Exceso de titulados: la UE recomienda una facultad de veterinaria por cada 7-10 millones de habitantes. Pues bien, nosotros somos un país con 47 millones de habitantes y tenemos la friolera de 12 Facultades de Veterinaria!!! Y 5 más en proyecto, es decir, tenemos una facultad por cada 3,8 millones de habitantes y llegaremos a tener una por cada 2,7 millones. Actualmente, de nuestras facultades, salen unos 1,500 nuevos veterinarios al año, de los cuales, más de la mitad no encontrarán trabajo. Países occidentales como Canadá, Francia, Alemania,.. tienen, respectivamente, 17, 15 y 17 millones de habitantes por facultad. Sin entrar en valoraciones políticas, lo que yo veo es que vivimos en el país de las envidias y los complejos: si la provincia xxxx tiene facultad, la mía debe tener una. Tenemos facultad en Barcelona y ahora abren una en Lleida, grandes!!!!

Resumiendo: se “producen” muchos más veterinarios de los que el mercado necesita, es decir, exceso de oferta.

2.- Formación individual: salimos de la facultad y a buscar trabajoooooo !!!. Pero nos preguntamos nosotros mismos: vamos a ser productivos para quien nos contrate? . Yo he hecho entrevistas para contratar veterinarios y cuando me decían “mi sueldo son 1,200€/mes” yo les decía, “perfecto, esto significa que vas a producir, como mínimo, 4,800€/mes, no?” y entonces se encogían de hombros. Qué tiempos aquellos en los que trabajábamos gratis para aprender!!! No digo que sea lo que debamos hacer ahora pero sí pregunto a los jóvenes “¿estáis capacitados y preparados para producir lo que cobráis?”. Si honestamente os contestáis “si”, pues adelante pero os pido que seáis francos con vosotros mismos, críticos con vuestra formación y busquéis la manera de ser diferentes, de ser mejores que los demás. Es la única forma de que se os valore porque si sois del montón, eso se valora poco ya que la oferta es mucha.

3.- Autoestima personal y colectiva: ¿te has preguntado alguna vez por qué los veterinarios no estamos valorados socialmente como lo puede estar un médico, un abogado o un arquitecto? Yo sí y, aunque los motivos son varios, creo que el primero y más importante es que, “para que te valoren primero debes valorarte tú”. Todavía son muchos los compañeros que no se valoran y eso lo veo yo simplemente entrando en sus clínicas: instalaciones viejas y destartaladas, olor a animal, indumentaria del veterinario y su equipo sucia, llena de pelos,…. , trato poco amable con la gente,… . No son pocas las ocasiones en las que me gustaría preguntarle al veterinario: si un día vas al dentista y su consulta e indumentaria es como la tuya en tu lugar de trabajo, te quedarías o buscarías otro dentista. Pues eso!!.

En el plano colectivo no estamos mucho mejor: tenemos unos colegios veterinarios que no sé a quién representan y defienden pero al veterinario de animales de compañía creo que menos de lo que sería deseable. Además, ¿trabajamos realmente como colectivo? O, ¿invertimos más tiempo en criticarnos entre nosotros que a buscar puntos en común que nos permitan ser más fuertes trabajando juntos? Somos individualistas, nuestro carácter latino es así (como italianos y griegos) y nos iría mejor si fuésemos un poco anglo-sajones: unidos seríamos más fuertes.

4.- Cultura del esfuerzo: con la iglesia hemos topado!!! El gran cáncer de nuestra sociedad actual. Queremos todo sin hacer nada. Hace unas semanas, hablando con un compañero que tiene 4 clínicas, me comentaba lo desesperado que estaba ya que hacía tres meses que buscaba contratar dos veterinarios y no daba con ellos. Ofrecía buen sueldo pero, los pocos que se presentaban a las entrevistas, rechazaban el trabajo por dos motivos principalmente: no querían trabajar los sábados y tampoco aceptaban la jornada partida. En fin, muy triste.

 

Por supuesto que hay más motivos por los que somos un colectivo mal retribuido pero creo haber tocado los más “sensibles”. He visitado más de 3,500 clínicas en tres continentes durante mis 24 años en el sector, cerca de 1,000 en los últimos 24 meses y la verdad es que el panorama no es muy alentador. Sin embargo, tenemos la suerte que en todas partes hay valientes dispuestos a jugarse el patrimonio y emprender negocios con el objetivo de ofrecer calidad en el servicio y buena medicina. A esos valientes les digo: seguir remando y luchando porque al final sólo el trabajo bien hecho da resultados.